viernes, 15 de enero de 2010

Bueno chicas, en relación con el trabajo que hemos expuesto, La educación especial en infantil, conseguimos el material que utiliza el equipo de orientación de un centro escolar para emplearlo como ayuda para los padres. Pensámos que podría interesaros. Este material trata de los casos más comunes que se presentan en el aula. Espero que os guste y que os sea útil.



LAS RABIETAS


Son comportamientos coléricos mediante los que el niño manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir algo que desea. Se considera una parte normal del desarrollo del niño de 1 a 3 años y la tendencia es a la desaparición hacia los 4 años. La rabieta es una forma inmadura de expresar ira o enfado.

El problema surge cuando el niño lo utiliza intencionalmente e indiscriminadamente para obtener ciertas recompensas. El niño quiere conseguir algo. Bien porque sus padres se lo niegan, bien porque el niño anticipa esa dificultad y recurre al llanto y al enfado desproporcionado como respuesta a la frustración de sus deseos.


ALGUNAS CONSIDERACIONES


Permitir que el niño realice pequeñas elecciones frecuentes, todas dentro del terreno de lo aceptable. Darle a elegir entre varias opciones disponibles.


Los niños tienden a tener más rabietas cuando están mas cansados porque son menos capaces de hacer frente a la situaciones frustrantes. También cuando están hambrientos o enfermos.


Avisar al niño con tiempo, estas se pueden evitar dándole una advertencia con 5 minutos de anticipación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente de hacer lo que está haciendo.


La negativa debe ser irrevocable. Hay que establecer normas razonables, claras y coherentes y no cambiarlas, para que el niño conozca perfectamente donde están sus límites.


¿Cómo actuar?


Ignorar es una manera efectiva de impedir las rabietas o, al menos, de evitar reforzarlas. Cuando se empiezan a ignorar las rabietas estas pueden intensificarse durante días antes de empezar a ceder. Se le debe ignorar, continuando con lo que se esté haciendo y si está cerca de algo peligroso alejarle para evitar que se cause algún daño o que lo cause a los demás. Cuando comience una rabieta hay que alejarse para que el niño no tenga quien le escuche. No trate de razonar con el niño. Hay que dejar que el niño recupere el control. Hay que crear un clima de tranquilidad y mantener la calma. No se le debe conceder lo que quiere. El castigo debe emplearse con cuenta gotas y cautela puesto que podría perder su carácter sancionador y corrector. El niño no debe de ser el centro de atención. Se debe evitar hablar después de las rabietas, se le debe dar seguridad y afecto pero sin mimarle en exceso explicándole lo inadecuado de su comportamiento.
Publicado por Mireia

No hay comentarios:

Publicar un comentario